Las almejas en salsa verde siempre han formado parte de la gastronomía de mi casa como entrante para un día festivo, hasta tal punto, que mi madre, La cocina de Mari, siempre solía tener en el congelador una fiambrera con almejas, ya abierta con una pizca de aceite para por si acaso.
Y además es uno de los alimentos que más hierro tienen.
Ingredientes:
- Almejas, lo fundamental es que sean gallegas de verdad, y buenas. No importa tanto el tamaño, a mi las excesivamente grandes no me gustan, tal vez para tomarlas crudas, pero para la marinera o salsa verde, prefiero la terciada, que diría mi madre.
- Aceite.
- Ajo.
- Perejil.
- Harina.
Preparación:
- Primero lavamos bien las almejas para que expulsen la arena que luego es muy desagradable encontrarla cuando las estamos comiendo. Para ello, ponemos en una fuente honda bastante agua, agregamos unos puñados de sal gorda que diluimos y echamos las almejas. Las dejamos una media hora. Tiramos el agua con la sal y las volvemos a lavar con agua limpia y fresca.
- En una sartén o en una cazuela baja ponemos un buen chorro de aceite a calentar, echamos un diente de ajo, cuando empiece a dorarse bajamos bastante la temperatura, casi que se enfríe y es cuando añadimos un poco de harina para que no se queme. La tenemos un ratito para que se haga y el plato no sepa a harina cruda.
- Mientras habremos majado ajo y perejil, cuando esté agregamos un poquito de agua. Hay quien pone vino blanco, pero me parece que distorsiona el sabor de la almeja y saben demasiado ácidas. Va por gustos.
- Echamos el majado a la sartén y damos unas vueltas a toda la salsa, con el aceite y la harina. Subimos la temperatura.
- Es el momento de volcar las almejas sobre la salsa.
- Las tenemos unos minutitos. Lo justo para que se abran. Retiramos inmediatamente del fuego.
Y a comer. Un plato estupendo y riquísimo.
Tanto así solas como agregadas a unas patatas cocidas, a unas alubias blancas, a unos tallarines. Más sabrosas, imposible.