
Acabo de leer Dispara, yo ya estoy muerto de Julia Navarro que llevaba bastante tiempo en la estantería de libros interminables, este ni lo había comenzado, supongo que por su grosor.
Me ha impresionado. He leído sus más de 900 páginas sin respirar apenas. Una narración interesantísima, conocida en parte, la difícil o imposible relación de judíos y palestinos. Los sufrimientos del pueblo errante por encontrar un hogar y los sufrimientos de los desalojados de su hogar.
Desde finales del siglo XIX hasta la actualidad la historia de la vida de dos familias, una palestina, los Ziad, otra judía, los Zucker. El sufrimiento de los judíos, errantes por supuesto, la persecución a la que se vieron sometidos desde todos los rincones, el horror del holocausto, la desesperación por sobrevivir, por encontrar un hogar, allá en Palestina.
Los palestinos oprimidos por la tiranía del imperio otomano y de repente invadidos por los judíos, primero con recelo, luego con indiferencia, al final con odio por expulsarles de su casa.
Pero los lazos de amistad incondicional entre los Ziad y los Zucker sobrevivieron a todos los desastres grandes o pequeños, hasta el inesperado final.
Novela sobrecogedora, interesante, amena y altamente recomendable. Y a pesar de las 900 páginas sigo sin entender la lucha a muerte, diaria, constante entre judíos y palestinos. Tiene que llegar la paz. Algún día tendrá que llegar.
Un trabajo inmenso el que ha desplegado Julia Navarro en esta novela. Envidiable.
Navarro, Julia, Dispara, yo ya estoy muerto, Barcelona, Círculo de Lectores, 2013, 911 páginas.