El solsticio de verano es un acontecimiento que se celebra en muchos lugares del mundo. En Europa, ya los celtas festejaban el día más largo del año, la llegada del verano y el fin del invierno. Hacían conjuros, quemaban las cosas malas y daban la bienvenida a una nueva temporada.
De los celtas a los romanos y de los romanos a la cristiandad, así llegamos a San Juan, fecha en la que, por lo menos en Europa se celebra el solsticio de verano.
Nosotros, algún año lo hemos celebrado hasta con una pequeña fogata en el patio, hemos acudido a las hogueras en la playa de las Moreras (si, Valladolid también tiene playa), aunque lo normal es una merienda en el jardín, y ya está.
Este año, en vez de cena, hemos preparado una comida con menú sanjuanero. Lo que me ha costado encontrar recetas tradicionales españolas, ahora toda la cocina moderna viene de fuera, y lo patrio es viejuno. ¡Qué equivocación! Tenemos una de las mejores gastronomías del mundo, la tradicional, pero si no es con moderneces, esfericicaciones, deconstrucciones, y demás zarandajas, no sirve.
Tenemos que trabajar más con nuestra cocina tradicional y rebuscar entre nuestros recetarios. A ver, ¿no será mejor una coca que una pizza?
Pues eso, por San Juan, cocas y sardinas. Fuego y pan y tierra y luz.